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Cerca de 800.000 niños argentinos de entre 13 y 14 años sufren rinitis alérgica, según estimaciones compartidas por la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC) con motivo de celebrarse entre el 12 y el 16 de septiembre la semana de esta patología, que afecta entre un 10 y un 40% de la población mundial y que mal controlada es responsable de un alto porcentaje de ausentismo escolar y laboral.
Las enfermedades alérgicas, entre ellas la rinitis, afectan en todos los órdenes, entre los que se encuentran, lo físico, lo psicológico, y las interacciones sociales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de 400 y 600 millones de personas sufren esta afección, mientras que 300 millones tienen asma en el mundo.
Cuando la rinitis se asocia al asma, se afecta la salud de forma notoria. El subdiagnóstico y el inadecuado tratamiento de rinitis pueden empeorar el asma coexistente y se genera un problema mayor. Otras patologías asociadas a esta enfermedad alérgica incluyen: sinusitis, conjuntivitis, otitis media serosa, infecciones recurrentes de la vía aérea superior y trastornos del sueño.
Sus síntomas abarcan hidrorrea, estornudos, goteo nasal y picor en nariz, ojos, farínge y oídos. Además de sensación de nariz tapada. Entre las manifestaciones oculares se encuentran la conjuntivitis alérgica, lagrimeo y enrojecimiento.
La rinitis alérgica es una afección multifactorial producida por la interacción entre los genes y el entorno. Los hijos de padres alérgicos tienen mayores probabilidades de desarrollarla. Sin embargo, los factores ambientales a los que se exponga la persona acabarán determinando si un individuo la presentará o no.
La denominada “hipótesis de la higiene” postula que las infecciones y el contacto con la naturaleza y los gérmenes podrían ofrecer protección frente a la alergia, mientras que un entorno estéril fomentaría su aparición.
La exposición a los alérgenos del entorno favorece la formación de anticuerpos específicos encargados de las reacciones alérgicas. Así, según el lugar donde se viva o trabaje, los alérgenos responsables de la afección pueden ser diferentes.
Para llegar a un diagnóstico se deben conocer los síntomas, consultar a un especialista quien realizará una prueba para comprobar la presencia de la afección.
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