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Un estudio muestra dónde se produce en el cerebro la conexión entre el estímulo externo y la decisión de la persona de buscar acceder de inmediato a aquello a lo que es adicta.
Ratas de laboratorio que reaccionaban ante el azúcar con la velocidad y la excitación típicas de las personas que comen de modo compulsivo, dejaron de hacerlo cuando en un experimento los autores de un nuevo estudio les suprimieron ciertas neuronas.
Lo hallado sugiere que estas neuronas, situadas en una región muy poco estudiada del cerebro, están profundamente vinculadas a la tendencia de perder el autocontrol ante ciertos estímulos externos y dejarse llevar por una conducta compulsiva, situación típica que padecen las personas con alguna adicción.
Los estímulos externos, desde un atisbo de polvo que parece cocaína, hasta un anuncio publicitario de un producto que nos hace engordar pero que nos resulta sabroso, pueden desencadenar una recaída o un atracón. Lo descubierto por el equipo internacional de Jocelyn M. Richard, de la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos, muestra dónde se produce en el cerebro esta conexión entre el estímulo externo y la decisión de la persona de buscar acceder de inmediato a aquello a lo que es adicta.
En primer lugar los investigadores adiestraron a ratas para que se dieran cuenta de que si oían un determinado sonido, como una sirena o pitidos entrecortados, y empujaban una palanca, conseguirían una bebida de agua azucarada. Después, a medida que las ratas realizaban una y otra vez la tarea, los investigadores vigilaban las neuronas dentro de la región cerebral llamada pallidum ventral, una estructura subcortical próxima a la base del cerebro.
Cuando las ratas oían el estímulo que ya asociaban con la recepción del regalo, reaccionaba un número de neuronas mucho mayor de lo esperado, y estas lo hacían de forma vigorosa, tal como se comprobó en los experimentos. Los investigadores también encontraron que cuando la respuesta neuronal era especialmente fuerte, las ratas reaccionaban extremadamente deprisa, yendo raudas a buscar el azúcar. Los investigadores pudieron predecir lo rápido que se moverían las ratas hacia el regalo observando solo lo excitadas que se ponían las neuronas ante el sonido del estímulo.
A continuación, usaron optogenética (técnica que permite la manipulación de células a través de rayos dirigidos de luz) para suprimir temporalmente la actividad de las neuronas del pallidum ventral, mientras las ratas escuchaban los estímulos asociados al azúcar. Con esas neuronas inactivas, la probabilidad de que las ratas accionasen la palanca era significativamente inferior, y cuando la accionaban lo hacían mucho más despacio, sin urgencia.
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