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El abordaje de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) podría cambiar tras una investigación publicada en The New England Journal of Medicine. Se trata del estudio clínico FLAME, que sugiere que el tratamiento más indicado por los médicos no es el que más calma las exacerbaciones, que son los episodios agudos de empeoramiento del cuadro.
El trabajo incluyó a 3.362 pacientes, entre ellos 180 argentinos y comparó la eficacia de dos broncodilatadores de larga duración (el indacaterol y el bromuro de glicopirronio con la combinación de salmeterol y fluticasona, una terapia a base de corticoides y un broncodilatador, que es el abordaje terapéutico habitual actual de pacientes tanto con asma como con EPOC. El estudio demostró la superioridad de la primera combinación para prevenir exacerbaciones en comparación con el uso extendido de la segunda.
“La mayoría de los pacientes con asma necesitan ser tratados con corticoides, pero es un error establecer un paralelismo directo y pensar que debemos tratar a los pacientes con EPOC de la misma manera; son enfermedades diferentes y ahora tenemos más claro, gracias a este estudio, que requieren tratamientos diferentes”, explicó el doctor Ricardo Del Olmo, Médico del Laboratorio Pulmonar del Hospital de Rehabilitación Respiratoria ‘María Ferrer’.
“El mejor abordaje terapéutico es con broncodilatadores con diversos mecanismos de acción que, cuando se dan juntos, se potencian. Sólo un pequeño grupo de pacientes, con algún tipo de inflamación muy específico que responde a corticoides debería ser tratado como vinimos realizándolo con la mayoría hasta ahora”, agregó.
Por su parte, el doctor Gabriel García, médico neumonólogo, Jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Rossi de La Plata, indicó que el FLAME “demostró que el mejor tratamiento para los pacientes con EPOC no es el que más indicado” y que ahora cuentan con más información para conseguir “la reducción de exacerbaciones y mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes, que es lo más importante”.
El doctor Luis Wehbe, médico neumonólogo, Director Médico del Instituto Ave Pulmo, y uno de los investigadores argentinos que participó del estudio FLAME, agregó: “Ahora conocemos detalles de la enfermedad con los que antes no contábamos, y entendemos más más sobre la prevención de exacerbaciones, que son los episodios de agudizaciones que pueden complicar al paciente con EPOC”.
Estos episodios tienen incidencia directa en la progresión de la enfermedad, ya que cada evento puede acelerar el deterioro de la función respiratoria y, en casos severos, puede requerir una internación o incluso puede poner en riesgo la vida.
Lo que hay que saber sobre EPOC
• Es una enfermedad progresiva y puede poner en riesgo la vida del paciente.
• Afecta a cerca de 210 millones de personas en el mundo.
• Los síntomas de la EPOC abarcan dificultad para respirar, tos, expectoración, agitación y fatiga. Más tarde, la falta de aire (disnea) se hace evidente, porque el paciente se queda sin aliento al hablar, la tos aumenta, y en casos graves puede haber pérdida de peso y de masa muscular, dedos azulados o grises por la falta de oxígeno en sangre, embotamiento, taquicardia y otros efectos que pueden requerir hospitalización.
• Sin darse cuenta, los pacientes modifican sus hábitos hasta volverse menos activos, y evitan subir escaleras y otros ámbitos que demanden esfuerzo físico.
• Las exacerbaciones (recaídas) se producen cuando los síntomas de la EPOC empeoran repentinamente.
• Se debe sospechar de EPOC cuando una persona mayor de 40 años presenta disnea, tos crónica y producción crónica de esputo, y/o tiene una historia de exposición a factores de riesgo, principalmente el cigarrillo.
• Suele ser subdiagnosticada, debido a que los pacientes atribuyen los síntomas al tabaquismo o al envejecimiento y no buscan ayuda hasta que experimentan un empeoramiento grave de su condición. Este sub-reconocimiento contribuye a que, al momento del diagnóstico, se haya perdido hasta más de 50% de la función pulmonar.
• La principal causa de EPOC es el tabaquismo, ya que los fumadores tienen entre 12 y 13 veces más riesgo de morir de EPOC que los no fumadores. La exposición a humo de segunda mano, u otros agentes de contaminación puede aumentar la posibilidad de desarrollar este dolencia. Por ende, dejar el cigarrillo es la primera medida para evitar que la enfermedad progrese.
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